La semana previa a la Final Internacional los reflectores apuntaron a una narrativa. La resolución de la guerra fría entre Chuty y Aczino se llevó gran parte de la atención del mundo free y finalmente ese diferendo lo ganó el MC de Madrid, quien en un batallón en cuartos de final dejó fuera a Aczino, su némesis. Esa rivalidad no dejó ver muchas otras narrativas que se escribieron a la sombra. Entre ellas, la de Fat N. Ya hablaremos de ello. Primero unas líneas para hablar del campeón.
En el bus que llevó a los MC del hotel de concentración al Movistar Arena se vivió un último capítulo del vs. entre el rapero de Neza y el de Vallecas. En la puerta del impresionante “freestyle-movil” y mientras Aczino fumaba, hubo un tímido saludo. “¿Todo bien?”, le preguntó Chuty al mexicano. “Todo bien”, respondió el GOAT.
Luego, como pasó el resto de la semana, cada uno ocupó su espacio. Chuty se fue en el primer piso del bus y Aczino en el segundo.
Salvo algunas palabras que le respondió a Skiper, quien iba en el bus con los MCs, Chuty se fue en silencio, escuchando música y soportando el trancón de la capital de Colombia.
Los MCs fueron recibidos por una banda de mariachi que cantando “Cielito lindo” le dieron la bienvenida a todos, pero en especial a Aczino.
Ya en el Movistar Arena y luego de recibir las últimas instrucciones de producción, cada uno jugó su partido. El mexicano se clavó unos audífonos, caminó de lado a lado, firmó un par de banderas, se comió una minihamburguesa y en una esquina del camerino se le vio orando. A esa altura ya sabía que esta iba a ser su última Internacional de Red Bull. Ya había dicho hace mucho tiempo que solo seguía en competencias porque estaba clasificando y en el momento en que no clasificara ya iba a decirle adiós a la competencia”, dijo al final del evento
En el camerino había un espejo. Les pedimos a ambos que mirándose a sí mismos se dedicaran unas palabras. “Partes tu madre, wey, o yo te la parto a ti”, se dijo el mexicano.
Chuty, por su parte, estuvo algo más distendido. Improvisó con sus compañeros y cruzó algunas palabras con los presentes. Estuvo tentado a jugar un último partido en la Play, pero se contuvo. “Ya quiero que empiece esto. Estoy preparado”.
Ya quiero que empiece esto. Estoy preparado
Frente al espejo se dijo: “No tengo nada que hablar contigo. Eres el mejor. Diviértete y disfruta el momento”.
La Final Internacional de Red Bull era la única lámina que le faltaba en el álbum de sus logros y por eso en la pasarela azul desfiló el dios más afilado. Nadie, ni siquiera él mismo tiene claro en qué momento de la historia el personaje se separó de la persona. Sergio se describe como un tipo más bien tímido, introvertido, inseguro de sí mismo y con una dificultad suprema para hablar en público. Sin embargo, cuando Chuty, su álter ego, se sube a una tarima a hacer freestyle rap, Sergio queda paralizado y de repente se suelta una bestia. Una máquina de rimar que lleva 14 años domando el lenguaje de Cervantes.
“El mejor puto público”, como describió a los más 12 mil asistentes vieron al animal competitivo que camufla. “El personaje que compite es muy diferente al que soy en el día a día. Mi personalidad es opuesta. Es una manera de complementar mis experiencias y vivencias. Tengo una vida tranquila y normal. Los momentos de desahogo los vivo en la tarima, y eso se complementa bien con mi forma de ser. Si Sergio es quien se sube al escenario no ganaría ninguna batalla”, nos dijo hace unos días. El próximo año en Madrid podrá defender su título.
Momento para hablar de Fat N, el debutante y subcampeón. Mucho hablamos esta semana con Rocío Cortés, su madre y la persona que quizá más lo conoce. El restaurante que la doña tiene en Cali lo dejó encargado por unos días para acompañar a su hijo. Estos días no hubo sancocho en el sitio. Ella es la única que conoce los secretos de esa cocina, en la que por una semana tuvo que vender solo comidas rápidas.
Hoy en la mañana Fat N no tenía listo su out fit para la Internacional. Madrugó a las 6:00 a.m. para ir al terminal de transportes de Bogotá para reclamar la caja que les enviaron desde Cali y en la venía la camiseta blanca con un ninja en el pecho.
Cuando vuelvan a casa y los reflectores dejen apuntarle a su hijo, le va a preparar un sudado de pollo con jugo de mora. Ese quizá es el trofeo que más desea darle ahora
Fat N no parece o no quiere entender el entorno. Se toma todo como un juego. Le quita solemnidad a la competencia y le imprime frescura. Es gracioso. Distendido. Su llegada la abre una ventana gigante por la que entra un oxígeno que la industria necesita. “Si yo pude, es una muestra de que todos podemos. No solo los raperos, sino todos los que se propongan algo en la vida, si se concentran lo pueden lograr. Voy a seguir en plazas, ayudaré a buscar patrocinios para que en Colombia el freestyle siga creciendo”.
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