Quizás en 1987 no nacías todavía, pero eso no quiere decir que el mundo no existiera en ese entonces. Era un mundo donde el mullet reinaba, la pareja de Corey Haim y Corey Feldman comenzaba un de los mejores bromances del cine mundial y el agente Jack Bauer con varios años y kilos menos era el verdadero amo de la noche.
En 1987 y tras el éxito de otra película ícono de aquellos años The Goonies, su director Richard Donner recibió el encargo de hacer algo como la versión vampiresa adolescente, sin embargo, optó por dirigir Arma Mortal y el encargo cayó en manos de un joven Joel Schumacher.
Así la historia, pensada originalmente como algo más nave e infantil, derivó a ojos de Schumacher en una película oscura y absolutamente ondera (para la época, claro). La localidad -ficticia- de Santa Carla, recibe a un par de hermanos que siendo (literalmente) la carne fresca del pueblo se topan con una pandilla de motoqueros con mullet, buenos para la fiesta y la noche. Obvio. Luego sabrán que se trata de vampiros.
The Lost Boys o La Generación Perdida, como se conoció acá, cambió para siempre la impronta del vampiro que hasta ese entonces todavía vivía de la imagen aristócrata medieval y que ahora tenían ojos claros y aros. Ya no habían ataúdes, porque los vampiros dormían colgados en una cueva. Y los efectos especiales que ya no nos sorprenden hoy, no existían. La mejor manera de mostrar el vuelo de un vampiro era justamente no mostrarlo. Una ridiculez de recurso fílmico que, apenas comienza la película, ves lo efectivo que resulta.
Kiefer Sutherland, transformado en David, el vampiro líder se pega el salto de su carrera transformándose en un ícono juvenil que se vino a sumar a los protagonistas de otras películas ochenteras que marcaron a una generación. Fue justamente en esta película que nace la dupla de Corey Haim y Corey Feldman, que protagonizaría una docena de películas juntos durante dos décadas (hasta la muerte del primero en 2010).
Para algunos, de las primeras películas de "terror" que vimos y quizás, la película más ochentera hecha. A 30 años de su estreno, hoy puede ser una buena excusa para hacer cabritas y verla en HD. No contamos con que te de miedo, pero sí te vas a entretener. Por alguna razón los 80s tenían lo suyo.