Después de una gran nevada muchos somos los que miramos a la montaña con el imperioso deseo de disfrutar de la nieve recién caída. Pero este sueño de todo amante del esquí o el snowboard puede convertirse en pesadilla de la noche a la mañana. La razón no es otra que los tan temidos e imprevisibles aludes, demoledoras avalanchas de nieve que recorren las laderas de nuestras montañas arrasando con todo lo que se encuentran en su camino.
El respeto a la montaña y la responsabilidad sobre uno mismo y los que le acompañan son las premisas que todo esquiador o snowboarder debe tener en cuenta antes de deslizar sus cantos por una ladera. Partiendo de este punto, os dejamos unos consejos básicos de seguridad para evitar en la medida de lo posible sufrir las consecuencias de una avalancha.
1. Conoce los tipos de avalanchas
Pese a que puede que pequemos por generalizar, se entiende que existen tres tipos de avalanchas. La primera es la de nieve polvo, un tipo de alud que tiende a desatarse de manera espontánea cuando una gran nevada deja importantes cantidades de nieve que la ladera de la montaña no puede soportar. Es por esto que las 24 horas posteriores a una intensa nevada resultan extremadamente peligrosas. En nuestras montañas generalmente tienden a producirse pequeños aludes de este tipo que no revisten demasiada gravedad, pero cuando son capaces de arrastrar toneladas de nieve las consecuencias pueden ser devastadoras.
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Chris Davenport sobrevive a una avalancha
Tom Day para Warren Miller Entertainment
Las avalanchas de placa son las que más accidentes causan en nuestras montañas y a su vez las más impredecibles. Son aludes que se forman por la ruptura de una capa de nieve que se desliza sobre otra y en la mayoría de los casos suelen provocarse por el viento o bien por sobrecargas creadas por algún elemento externo, como puede ser deslizarse con los esquís o la tabla. La fractura nítida en la ladera provoca un gran desplazamiento de nieve y de importantes bloques con el peligro que esto conlleva.
El tercer y último tipo de avalancha es el de nieve húmeda, también conocido como alud de fusión. Provocados por la subida de las temperaturas o por precipitaciones en forma de lluvia, se originan generalmente en primavera por los cambios de cohesión en el manto de nieve, aunque pueden producirse en cualquier época de la temporada. Arrastran una gran cantidad de nieve con gran fuerza. Ciertamente estos son los más predecibles ya que suelen producirse cada año en los mismo lugares bajo determinadas condiciones meteorológicas.
2. Prevenir antes que curar, escala europea de riesgo de aludes y otros indicadores.
Las consecuencias fatales que puede tener una avalancha y su imprevisibilidad hace que existan elementos de prevención que nos ayuden a los que disfrutamos de la montaña a conocer el estado de las mismas. Uno de los más conocidos es el riesgo de aludes marcado por una escala europeacompuesta por cinco niveles que van del riesgo débil a muy fuerte. Esta escala es utilizada por las instituciones y estaciones para advertir a montañeros y esquiadores del riesgo real de avalanchas informando cada nivel de la estabilidad del manto nivoso, la probabilidad de desencadenamiento de aludes y dando recomendaciones.
Siempre que salgo a la montaña las 5 banderas rojas están continuamente en mi cabeza.
Además de este existen otros métodos de evaluación del riesgo como las 5 banderas rojas, que utiliza simples observaciones para evaluar la posibilidad de avalancha. Este método está apadrinado por la leyenda del freeride Jeremy Jones, y aunque peca de básico, puede ser de ayuda de cara a evaluar el peligro.
3. Evalúa el terreno.
Relativo a la prevención y también fundamental es conocer bien el terreno donde pensamos deslizarnos. Un gran manto de nieve en una ladera con una inclinación media puede hacer que solo veamos un paraíso de powder donde dejar nuestra marca, pero lo cierto es que si debajo de esa capa se encuentra una verde pradera sin rocas ni árboles que estabilicen el manto, podemos estar ante un peligro elevado de avalancha.
En muchos casos los aludes suelen producirse en un mismo sitio de la montaña, por lo que el conocimiento del terreno puede ser fundamental para evitar exponerse a riesgos. Además, en caso de verse envuelto en un alud, si conocemos bien la ladera sabremos qué vía de escape puede sacarnos de la trayectoria de la avalancha.
4. ¿Qué equipamiento necesitas?
ARVA, sonda y pala. Estos tres elementos componen el equipo básico de rescate en caso de avalancha con el que las posibilidades de supervivencia aumentan de manera exponencial.
El ARVA es un aparato que todo aquel que se aventure en la montaña debe llevar consigo. Se trata de un transmisor/receptor que emite una señal a una frecuencia determinada con la que se puede localizar a una víctima de avalancha en minutos, algo fundamental debido al riesgo de asfixia. La sonda nos dirá la profundidad a la que se encuentra la víctima y eso determinará dónde debemos empezar a cavar con la pala.
ARVA, sonda y pala, o lo que es lo mismo: el padre, el hijo y el espíritu santo de todo amante del freeride.
Además de estos tres elementos básicos, las mochilas equipadas con airgabs cada día son más notorias entre los amantes del freeride. Con ellas el o la rider que se vea inmerso en un alud puede conseguir mantenerse a flote sin llegar a hundirse.
El airbag de la mochila me mantuvo en la superficie y me salvó de multiples lesiones.
5. Disfruta de la nieve en compañía, siempre.
Compartir experiencias en la montaña con amigos es uno de los placeres que nos ofrece la vida, y respecto a los aludes, la compañía puede salvarnos la vida.
Tanto en la subida como en la bajada es importante mantener las distancias para en caso de avalancha no quedar todos sepultados por el alud. Así en el caso de que alguno quedara enterrado por la nieve sus compañeros podrían auxiliarle siguiendo el siguiente protocolo. Indicando con algo como un gorro el último lugar donde se le ha visto, avisando a los servicios de emergencia, procediendo a la búsqueda con el ARVA para un posterior sondeo y retirada de la nieve con la pala lo antes posible.
La montaña y la nieve no son buenos compañeros de lobos solitarios.
Pese a todo lo que podamos escribir si uno quiere aventurarse en la montaña lejos de la seguridad que ofrecen las pistas de una estación, el mejor elemento de prevención es la formación. Muchos clubes de montaña ofrecen cursos específicos para poder evaluar el riesgo de aludes, así como salidas a la montaña acompañados de experimentados guías junto a los que disfrutar de la nieve sin sustos inesperados.
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