Del 26 al 28 de enero, los ojos del mundo del WRC volverán a estar puestos en el sur de Francia (y en Red Bull TV) para la 93ª edición del Rally de Montecarlo. Esta es la oportunidad de repasar la historia del emblemático paso Col de Turini.
Un sector muy especial
Si Sébastien Loeb y Sébastien Ogier, los dos pilotos más laureados de la historia de los rallies, han brillado a menudo en Turini, no son los primeros que han inscrito su nombre en la leyenda de este puerto. Aunque algunos lo hicieran por razones equivocadas, como Gérard Larrousse en 1968. En la tercera "noche de Turini" (etapa nocturna), el piloto alpino iba en cabeza, pero perdió el control de su coche a causa de la nieve que había echado los espectadores en la carretera, ¡aunque se anunciaba que el puerto estaba seco! Su coche se quedó atascado en un muro bajo y perdió toda esperanza de ganar el rally.
Afortunadamente, el pobre Gérard fue vengado por su compatriota Jean-Claude Andruet en 1972 (y en numerosas ocasiones por los dos Sebs muchas décadas después). Este último asombró a todos los aficionados, pegados a los comentarios de Radio Montecarlo, al terminar la carrera con el mejor tiempo a pesar de un pinchazo. En resumen, fueron actuaciones delirantes que convertirían a los pilotos -y sobre todo al Rally de Montecarlo- directamente en parte de la leyenda del deporte del motor.
¿Y durante el día?
Sin embargo, por diversas razones, la "Nuit du Turini" desapareció en 1997. Sébastien Loeb y Sébastien Ogier tenían entonces 23 y 14 años y probablemente soñaban con lograr las mismas hazañas que sus ídolos. Esto es lo que hizo Loeb en 2005. Al volante de su Citroën, estableció un récord de velocidad en la última especial del rally. Completó La Bollène - Vésubie - Sospel (por el puerto) en 21’40” con una velocidad media de 86,3 km/h. Un rendimiento aún más impresionante teniendo en cuenta que la jornada estuvo marcada por incidentes protagonizados por espectadores que arrojaron nieve al asfato. Lo que demuestra que algunos (malos) hábitos son difíciles de perder.
Un año más tarde, en 2006, Col de Turini sonrió de nuevo al alsaciano, que ganó dos de los tres tramos (todos durante el día). Aunque esta actuación no se viera coronada por una victoria final (que fue a parar a manos de Marcus Grönholm), convirtió a Loeb en uno de los especialistas del sector... Antes de la llegada de otro Sébastien al que el Col de Turini también le saldría bastante bien.
El regreso de la noche
Como decíamos, entre 1997 y 2012, el Col de Turini dejó de disputarse de noche, para gran disgusto de los aficionados que a menudo se agolpaban en torno a los 34 cordones del recorrido para ver pasar los coches a velocidad de vértigo en la oscuridad de la noche. Así que, en 2012, tras una pausa de 15 años, la Turini Night fue reintroducida por las autoridades del WRC.
En 2013, las dos especiales dedicadas al puerto estuvieron marcadas por varios abandonos (Novikov, Latvala, Häninnen). Fue el francés Bryan Bouffier quien ganó la primera especial (hacia las 15:00 horas entre Le Moulinet y La Bollène-Vésubie) tras un gran duelo con Sébastien Ogier. Este último no pudo hacer nada contra Loeb durante la segunda especial Moulinet - La Bollène-Vésubie. Pensó que podría resarcirse en la famosa noche, pero no fue así: el paso, desbordado por la multitud, se cerró y la especial se canceló. Solo fue un aplazamiento para Ogier, que en 2018 ganó el primero de los tres pasos al marcar el mejor tiempo en la salida. Una actuación que le dio confianza para ganar el rally (su quinto, al fin y al cabo).
La locura, siempre
En 2019, Col de Turini sigue siendo el centro del Rally de Montecarlo. ¿El motivo? Es decisivo para que Sébastien Ogier consiga su sexto Montecarlo. El final es una locura: el estonio Ott Tänak gana las dos primeras pasadas del día y adelanta a Loeb en la clasificación. Ogier aprovechó la situación, ganó la "noche" y pasó a ganar el Rally de Montecarlo más reñido de la historia por delante de su homónimo (2,2s de ventaja).
Todo esto nos lleva a la edición de 2022. Una oportunidad que Sébastien Ogier no dejó escapar, imponiéndose por delante de Loeb (6,7s de diferencia). Este duelo (literalmente) en la cumbre no impidió al alsaciano ganar el Rally a los 47 años y firmar así la victoria número 80 de su carrera. Y eso es solo el principio.