Un museo, un centro de conferencias, una fábrica y una enorme sala de trofeos... Éstas son solo algunas de las instalaciones que se pueden encontrar en el cuartel general de Red Bull Racing en Milton Keynes, una pequeña ciudad a 80 km al norte de Londres. He aquí una visita guiada a un lugar tan secreto como intrigante.
En el corazón del “Motorsport Valley”
Antes de hablar del cuartel general de Red Bull, vamos a dar una pequeña lección de historia y geografía. Milton Keynes es una ciudad nueva situada a unos 80 km de la capital inglesa. Se encuentra en el corazón de un triángulo delimitado por las ciudades de Londres (al sur), Birmingham (al norte) y Bristol (al oeste). Esta zona, apodada "Motorsport Valley" por los aficionados, alberga más de la mitad de las escuderías de Fórmula 1 (7, incluida Red Bull Racing) y fue el centro neurálgico de la ingeniería aeronáutica británica durante la Segunda Guerra Mundial.
Fue en esta zona, y más concretamente en el complejo que antes ocupaba la desaparecida escudería Stewart Grand Prix (que más tarde se convirtió en Jaguar y luego fue comprada por Dieter Mateschitz), donde Red Bull Racing decidió instalarse en 2005. Desde entonces, los "cuarteles generales" de la marca no han dejado de crecer.
Una ciudad dentro de otra ciudad
A lo largo de los años, las instalaciones, situadas a unas decenas de kilómetros del circuito de Silverstone, no han dejado de ampliarse y modernizarse bajo el impulso, en particular, de Christian Horner (quien, por cierto, ocupa el mismo despacho que Jackie Stewart, fundador de la escudería homónima).
Hoy en día, no menos de 850 personas trabajan allí a diario, frente a 350 en 2005... Un aumento bastante impresionante, que coincide con el rápido ascenso de la marca Red Bull.
En Milton Keynes, Red Bull Racing ha optado por centralizarlo todo. Así, el campus alberga tanto las funciones "de apoyo" (recursos humanos, administración, marketing, etc.) como las vinculadas a la I+D. Por supuesto, los ingenieros responsables del diseño y la fabricación de los monoplazas también trabajan in situ. Solo el túnel de viento dispone de un edificio independiente a unas decenas de kilómetros. Es aquí donde los equipos prueban la aerodinámica de los distintos componentes de los monoplazas.
Un centro tecnológico
Con la F1 tan competitiva, la investigación y la innovación desempeñan un papel fundamental en Milton Keynes. Por ejemplo, el recinto cuenta con una enorme plataforma que alberga a más de cien ingenieros especializados. Fue Adrian Newey (Director de Tecnología) quien tuvo la idea, en 2006, de reunir a los aerodinamistas y diseñadores en un único espacio abierto "para fomentar la comunicación entre los distintos departamentos".
La fábrica, por su parte, cuenta con varias zonas dedicadas por completo al diseño de los futuros monoplazas. Se trata de zonas de montaje (donde los expertos ensamblan los coches), hornos en los que se moldean las piezas de carbono, talleres de pintura y equipos de "control de rigidez" diseñados para probar la resistencia de los coches. A partir de 2026, los coches se construirán íntegramente in situ, lo que convertirá a Red Bull en el segundo equipo, después de Ferrari, en tener sus unidades de chasis y motor en el mismo lugar. No está mal, ¿eh?
MK-7: un día en el museo
Por último, sería imposible hablar de las instalaciones de Milton Keynes sin mencionar su flamante edificio: el MK-7. Situado justo enfrente de la fábrica del grupo, este espacio se ha convertido recientemente en el museo oficial de la marca. Ofrece a los visitantes una experiencia inmersiva que les sumerge de lleno en el corazón de la historia de Red Bull Racing. Trofeos, coches legendarios, fotos inéditas... El complejo cuenta incluso con una gran sala de conferencias con capacidad para más de 300 personas.
Con sus casi 900 empleados, su fábrica y su gran centro de I+D, el emplazamiento de Milton Keynes se ha convertido en un elemento clave del éxito de Red Bull en la Fórmula 1 y se ha ganado a pulso ser uno de los preferidos del Valle.