¿Es el trance el género musical que más va a perdurar?
En los últimos 20 años el trance ha tenido una leal legión de seguidores. Los productores Ferry Corsten y Ciel hablan sobre el atractivo de este género musical.
Por Joe Muggs
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El trance es algo natural en el mundo del dance, pues siempre está ahí. Cuando pensamos en el trance, por lo general nos imaginamos famosos DJs, la mayoría de ellos holandeses (Tïesto, Ferry Corsten, o Armin Van Buuren) o grandes eventos en directo como el Above & Beyond en el Reino Unido.
Pensamos en canciones de los 90 y del 2000 (Children, For An Angel, 9PM Til I Come, Cafe Del Mar, o Adagio With Strings) que resuenan en las fiestas veraniegas y en la radio. Pensamos en estadios, rayos láser y sintetizadores que producen sonidos alejados de las corrientes de moda.
La cruda realidad es que no hay sitio para el funk a 140 beats por minuto.
Tony McGuinness, de Above & Beyond
Incluso los mayores protagonistas admitirán que la fórmula no ha cambiado mucho en 20 años, desde que alcanzó su mayor éxito con la ola inicial de súper estrellas de la cultura DJ.
Ciel, la productora de Toronto, alias Cindy Li, lo resume de la siguiente manera: “ritmos más rápidos; por favor, nada por debajo de 134 beats por minuto, grandes melodías, arreglos complejos, voces como si fuesen instrumentos, psicodelia, new age y samples”.
Se le ve como un movimiento muy blanco en comparación con las raíces del house y del techno, muy europeo, lo dice incluso Ferry Corsten: “No tiene groove, es rápido o lento. Pero tiene melodía, mucha melodía. Así que se parece más a la música clásica que a algún sonido tribal”. Tony McGuinness, de Above & Beyond, no bromea cuando dice: “La cruda realidad es que no hay sitio para el funk a 140 beats por minuto”. Aunque reconoce que el material de la última década es más lento e incluso funky a veces.
Por supuesto, nada existe en el vacío, y la cultura de club es un movimiento muy voraz. Así que el trance, como cualquier otra forma, siempre está interactuando con otros estilos. Tiene unas raíces profundas y muchas ramificaciones. Puede ser lujoso y ambicioso o proletario y se filtra por todos lados. Sus cualidades melódicas han influido al dubstep, grime, hip-hop y techno.
Sus cualidades melódicas han influido al techno mucho más de lo que los puristas querrían reconocer.
Joe Muggs
En la última media década, esos sonidos han sido utilizados por una nueva generación de experimentalistas. Los nuevos sabores del trance deconstruido y la música de club se están mezclando con dancehall y otros sistemas para crear movimientos híbridos que se están extendiendo con rapidez por el mundo. Mientras que otros han decidido regresar a los primeros principios del trance, a toques hipnóticos y cósmicos, con artistas como la misma Ciel, Fantastic Twins yK-X-P, quienes han hecho algunos de los discos más gloriosos de este año.
Las raíces del trance son de hace mucho tiempo: “El trance es una forma de música electrónica que existe desde el nacimiento del sintetizador”, dice JD Twitch de Optimo Music, quien ha sacado el nuevo Fantastic Twins EP.
Desde los primeros compositores electrónicos hasta los sonidos hippies de The Silver Apples o los experimentos con sintetizador de Giorgio Moroder. Tan pronto como la gente tuvo la capacidad de crear ritmos hipnóticos, aprovechó la oportunidad a tope. Incluso antes de que se inventara el techno, los hippies estaban bailando en las playas de Goa (India) a golpe de ritmos electrónicos e industriales con el objetivo de entrar en un trance místico.
Cuando se piensa en el trance, la imagen que se tiene es la de grandes shows, pero el trance también viene de clubes oscuros de los años 90. La clave siempre ha sido el baile.
Ferry Corsten
Pero fue en los años 90 en Europa, en especial en Fráncfort, cuando nació el género. “En la actualidad cuando se piensa en el trance la imagen que se tiene es la de grandes shows, con láser y demás, pero el trance también viene de clubes oscuros de los años 90. Sven Väth y gente así hacían techno con sonidos muy melódicos. La clave siempre ha sido el baile”, dice Corsten.
Esos años en la década de los 90 estaban llenos de hedonismo. Los hippies y los ravers daban mucha importancia a la música. Sellos británicos como RisingHigh y Chewns de Choci, además de colectivos como Spiral Tribe cerraron la brecha entre el trance naciente y la escena hardcore/rave. Actos más experimentales, por ejemplo los neerlandeses de Psychick Warriors Ov Gaia conectaron con el mundo alternativo/industrial/oculto.
Jane Fitz, que ahora es una DJ de house/techno respetada, en aquella época fue una trance raver. Trabajaba como periodista musical, lo que le dio la posibilidad de viajar mucho: “Iba a pequeñas fiestas que mis amigos montaban por toda Asia. También tenía amigos que vivían en Hong Kong que iban hasta Goa o Tailanda cada invierno para disfrutar de las fiestas que había allí. O la acción podía estar en Canadá, Indonesia o incluso Japón. La escena era libre y loca, para mí era un estilo de vida. En aquella época pensaba que el house era un poco cursi y que se había quedado sin ideas”.
En aquella época pensaba que el house era un poco cursi y que se había quedado sin ideas.
Jane Fitz
Fiestas como Omen de Sven Väth en Fráncfort o Megatripolis y Return To The Source en Londres consolidaron una estética multiétnica con fluorescentes de colores, diseños de ciencia ficción y delirio general.
Gente como Jam & Spoon, Robert Miles y Paul Van Dyk estaban llegando a un público más general, pero todavía el movimiento era underground hasta el final de la década. A algunos esto no les gustó, por ejemplo a JD Twitch o a Jane Fitz que dijo: “Para mí en 1998-99 ya no se era innovador, sobre todo con sonidos comerciales como los de Gatecrasher or Judge Jules”.
Corsten fue de aquellos que se subió al carro: “Sí, seguí con el movimiento. Experimenté un poco a mediados del 2000 con el electro-house y más tarde con el sonido EDM. Pero al final regresé al trance, ¡porque es el sonido que mejor funciona!”.
El trance se convirtió en un sonido infeccioso. Muy pronto el hip-hop imitó sus grandes riffs (escucha a Timbaland a mediados de 2000 o Your Love de Justin Timberlake, la mezcla es inconfundible).
Lil Jon, haciendo de DJ en clubes de striptease en Atlanta, se dio cuenta de que el sonido Euro era bien recibido, por lo que empezó a utilizar percusión y sintetizador en sus beats. Lo mismo hizo el dubstep y grime, sobre todo con Skream y Joker. Por su parte el drum 'n' bass estalló con nuevos sonidos en los que se podía apreciar la huella del trance y del sintetizador.
La influencia del trance aumentó al comienzo de la década de 2010, con la estética de ‘neón’ de productores como Rustie, Hudson Mohawke, SOPHIE y, de manera más sutil, Kuedo e Ikonika. En 2014 ya se empezó a utilizar el término ‘trance deconstruido’.
En 2019, diferentes eras y estilos de trance son parte del lenguaje musical. Así, el productor canadiense Christian Douglas, alias Antwood, transforma el trance comercial en complejos ritmos electrónicos.
“Creo que, en el trance moderno, va bien un guiño y un poco de marcha, porque se trata de dar un material emocional a una audiencia escéptica, para hacer que se lo pasen bien, incluso a regañadientes”, dice Christian Douglas.
Por su parte, Yewande Adeniran, alias, Ifeoluwa, la DJ londinense, también toca ritmos electrónicos abstractos pero los mezcla con el hip-hop global y estilos de soundsystem.
El trance es un viaje emocional. La gente habla de sus sentimientos. ¡He visto a gente llorar delante de mí!
Ferry Corsten
“A veces necesitas descansar de la oscuridad y dejarte llevar por el puro optimismo. Las diásporas, además de la gente negra, marrón y queer, siempre han usado los sonidos populares, ya sea disco o house. Ahora hay una nueva generación que utiliza el sonido trance por el mismo motivo”, comenta Yewande Adeniran.
“El trance es un viaje emocional. La gente habla de sus sentimientos. ¡He visto a gente llorar delante de mí! Hay gente que está en el ejército y que me ha dicho que no estaría aquí si no fuese por esta música. Gente que me ha confesado que esta música les ha devuelto la cordura. Tiene mucha más influencia en la gente de lo que piensan los hípsters”, dice Corsten.
“Las canciones de Above & Beyond son, sin duda, alegres y optimistas, pero por lo general comienzan en momentos tristes y difíciles de la vida. Pienso que es importante reconocer que hay situaciones negativas. Le ocurre a todo el mundo, así que cuando te ocurre a ti debes saber que no estás solo. Esa es la clave. No queremos olvidarnos de la sangre, el sudor y las lágrimas para idealizar el más allá. Lo que intentamos es ayudar a la gente a continuar. Así es como la música me ha ayudado a mí. Si nuestra música puede hacer eso, entonces es muy positivo”, añade McGuinness.
Ciel dice que hay que reconocer el optimismo del trance sin caer en el cinismo: “Ahora todo se está yendo al infierno. Así que cuando hago raves los fines de semana, lo último que quiero escuchar es un festival de llanto”.
Aunque ella mira más a las raíces de los años 90. “Saco mucha información de vídeos sobre la exploración espacial, la meditación, el misticismo de la new age, además de las músicas tradicionales de Asia, África y Oriente Medio. Hay algo muy bonito en esta unión de lo nuevo y lo viejo, la tradición y el futuro”.
Mientras tanto, Fitz vuelve a poner discos de esa época: “Para mí suena como un techno muy intrincado, con melodías, historias y narraciones”, dice.
El trance continua resistiendo en su propio mundo, ya sea en el aspecto comercial, ya sea acid trance, hard trance o versiones más suaves que se mezclan con el ‘melodic techno’ de sellos alemanes como Kompakt y Get Physical.
Y no olvidemos el sonido del psy-trance que dice Fits: “Es el mayor superviviente de la escena de la música global underground en el mundo, con enormes DJs y festivales gigantes como Boom y Ozoro. Mientras la gente fuera de la escena no sabe nada de esto”.
Puede que todo esto te guste o no. Pero a estas escenas no les importa lo que piensen los outsiders. Si quieres conocer el ecosistema de una música dance global, no puedes ignorar el extraño y enredado mundo del trance.
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