Desde Ícaro hasta las máquinas de Leonardo da Vinci, la idea de volar como un pájaro históricamente siempre ha cautivado los sueños más fantasiosos del Hombre. Hoy día, ese sueño es ya una realidad gracias al wingsuit, el traje de alas que desafía las leyes de la Naturaleza, dando forma a una de las disciplinas más populares y emocionantes del mundo de los deportes extremos. Una práctica en la que el nivel de adrenalina siempre está al máximo y que requiere un perfecto control del cuerpo y del equilibrio. El objetivo: adueñarse del cielo y volar como un pájaro (o como un reactor) a más de 200 km/h.
Pero, ¿cómo surgieron los trajes de alas? ¿Cómo se usan? ¿Y, en especial, cómo funcionan? Aquí te lo contamos.
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¿Qué es el wingsuit flying?
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Interrumpiendo la calma del cielo en Brasil
Con el sambódromo vacío en un domingo de Carnaval, Sebastián Álvarez, Marco Waltenspiel, Marco Furst, Max Manow y Dani Román se ponen el wingsuit para aterrizar en la pasarela de la samba.
El wingsuit flying, también conocido como wingfly, es el deporte aéreo más extremo que existe, una disciplina que verdaderamente pone los pelos de punta. Se dice que es necesario haber hecho al menos 500 saltos antes de poder embutirse un traje de alas, por lo que sólo los paracaidistas más experimentados están en condiciones de hacerlo. En pocas palabras, el wingsuit flying es una modalidad dentro del paracaidismo que consiste en volar utilizando un traje aéreo (o wingsuit). Y sí, cualquier parecido con las ardillas voladoras no es casualidad.
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Historia del wingsuit
La historia del wingsuit se remonta a principios del siglo XX. Uno de los primeros experimentos de la historia se llevó a cabo en 1912 cuando Franz Reichelt, un sastre francés, probó sin éxito a volar desde la Torre Eiffel con una combinación de paracaídas y alas que diseñó.
El primer wingsuit vio la luz en 1930 y, desde entonces, aparecieron varias decenas de diseños diferentes. Sin embargo, todos tenían algo en común: eran muy peligrosos y la mayoría se cobraron la vida de su piloto. En 1990, el paracaidista francés Patrick de Gayardon desarrolló un nuevo traje aéreo de membranas, el cual ofrecía un vuelo con más margen de seguridad.
El primer traje aéreo comercializado al público fue el wingsuit creado por el finés Jari Kuosma y el croata Robert Pečnik que significó el verdadero nacimiento de este deporte. Ellos dos también fueron los responsables de crear un programa de instructores y de comenzar una campaña con el objetivo de revertir la imagen que tenía el wingsuit flying de ser un deporte muy peligroso.
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¿Cómo funciona un traje aéreo?
Para practicar wingsuit flying necesitas dos elementos fundamentales: un traje aéreo y un paracaídas.
El objetivo del traje aéreo es disminuir el desplazamiento vertical y favorecer el horizontal, mientras que el paracaídas se utiliza para acercarse a tierra al final del salto. Hay muchos diseños de trajes aéreos, pero todos respetan una serie de principios. El traje aéreo es de nailon (o alguna otra tela resistente) y tiene tres alas: dos que conectan los brazos con el torso, y una tercera que conecta las piernas entre sí. A fin de cuentas, el traje funciona porque convierte al piloto en un ala.
¿Cómo funciona un wingsuit? Bueno, en primer lugar, el aire es un fluido. En otras palabras, genera una resistencia que se opone a la dirección del movimiento. Más aún, si el objeto que se mueve tiene un perfil aerodinámico (la forma del ala de un avión o un traje aéreo), la resistencia del aire puede impulsarlo hacia arriba con una fuerza que se llama sustentación. En el caso de los trajes aéreos, y a diferencia de los aviones, la sustentación no llega al extremo de poder elevarlo —ni siquiera desacelerar a una velocidad segura para aterrizar. Pero sí permite convertir esa resistencia en un considerable empuje hacia arriba y desplazarse horizontalmente a grandes velocidades.
Anatomía de un salto con traje aéreo
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El salto
Por supuesto, el primer paso es saltar. ¿Desde dónde? Hay dos opciones:
- Aeronaves: Aviones, globos aerostáticos, helicópteros o parapentes.
- Salto BASE: Como su nombre lo indica, incluye edificios (Building), antenas (Antenna), viaductos (Span) o accidente geográfico (Earth).
Según cuál sea el caso, desde el mismo instante de saltar, el piloto debe desplegar técnicas distintas, las cuales debe conocer y dominar a la perfección.
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El planeo
La función del traje es aumentar la superficie de contacto con el aire para aumentar la resistencia a la caída vertical y permitir un mayor desplazamiento horizontal. Eso se regula colocando el cuerpo en distintas posiciones. El wingsuit flying es un deporte aéreo extremo que requiere una coordinación precisa de toda la fisonomía: espalda, hombros, cadera, brazos… todo. Por último, cabe destacar que alguien con experiencia en el uso de trajes aéreos es capaz de desplazarse hasta 3 metros horizontales por cada metro que cae en vertical.
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El aterrizaje
Finalmente, tras una gran dosis de adrenalina, llega el momento del aterrizaje. Como es de imaginar, el traje aéreo no es el equipo adecuado para tocar tierra. No permite reducir la velocidad lo suficiente. Por eso, hacia el final del salto, el piloto debe desplegar un paracaídas. En primer lugar, se despliega un piloto, un pequeño paracaídas que está conectado a la bolsa del paracaídas principal. Luego se despliega ese paracaídas y el piloto planea hasta llegar a tierra.
El wingsuit flying es una disciplina que entraña un alto riesgo, lo que hace que la seguridad, las condiciones climatológicas y el trabajo previo de planificación jueguen un papel vital.
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La planificación
Una de las partes más importante de un salto es la planificación del mismo. El wingsuit flying es una disciplina que entraña un alto riesgo, lo que hace que la seguridad, las condiciones climatológicas y el trabajo previo de planificación jueguen un papel vital en este tipo de proyectos. El salto de Dani Román en Ronda (Málaga) fue un ejemplo perfecto.
Para llevarlo a cabo, el piloto español comenzó haciendo un "location check". "Me fui a Ronda unas semanas con mi GPS y mi láser, tomé medidas y comprobé que el salto efectivamente era posible", explica Dani. "A los dos meses, volví para hacer un salto de prueba por encima del puente y, efectivamente: podía hacerse con total seguridad. Para este proyecto en concreto, habré hechos unos 90 – 100 saltos, practicando solamente la maniobra del flare".
Como curiosidad, Dani acostumbra a hacerse sus propios dibujos, a modo de croquis, para preparar sus saltos. "Dibujarlo todo me da confianza. Al final saber con exactitud la altura, la distancia horizontal que recorro, cuánto tiempo voy a tardar en abrir el paracaídas... son medidas clave para hacer cualquier salto con seguridad”, cuenta. “Los dibujos no son más que una manera fácil de representarlo todo gráficamente. Sólo de Ronda, tendré unos 30 – 40 dibujos. Al final no son solo las medidas del puente, hay que tener en cuenta otras variables como el tiempo, las condiciones térmicas, el horario.... Todo afecta al salto y hay que tenerlo muy presente”.
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Récords en saltos con traje aéreo
Como todo deporte extremo, ya sea aéreo o no, uno de los principales atractivos es llevarlo, justamente, al extremo. En este caso, el wingsuit flying tiene récords de todo tipo. Estos son algunos de los máximos logros dentro de este deporte:
- El salto más alto (en salto BASE): 7.700 metros y fue establecido el 5 de octubre de 2016 por el ruso Valery Rozov en la montaña Cho Oyu, en la frontera entre Nepal y el Tíbet.
- El vuelo más largo: 9 minutos y 6 segundos fue lo que voló el colombiano Jhonathan Flórez antes de abrir su paracaídas. Fue el 20 de abril de 2012 en La Guajira, Colombia.
- La velocidad máxima: El británico Fraser Corsan rozó los 400 km/h, la velocidad máxima alcanzada por un ser humano sin asistencia de una máquina. Más precisamente, 396,88 km/h en un salto no ajustado a las reglas de la FAI.
- Mayor distancia: Este récord lo tiene el americano Kyle Lobpries. Con un traje aéreo, voló un total de 32.094 metros.
- El blanco más pequeño (en salto BASE): Como si fuese un concurso de puntería, el estadounidense Pat Walker acertó a una pieza de tela que medía 2,88 metros.
- Un vuelo único nunca antes realizado: Con la ayuda de un paramotor, Dani Román descendió con su traje de alas a casi 300 kilómetros por hora para atravesar el arco central del histórico Puente Nuevo de Ronda (Málaga), una gesta nunca antes realizada.
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